Bosques húmedos del Tiradero

Hoy vamos a visitar una de las últimas selvas europeas, todas ellas dentro del Parque Natural de Los Alcornocales. Siguiendo la carretera Los Barrios-Facinas llegamos a un lugar donde el bosque se sumerge en una humedad muy intensa, gracias a ella tenemos esta flora tan característica. Nosotros vamos a adentrarnos en lo más profundo del bosque siguiendo pequeñas veredas creadas por la lluvia y el paso de la fauna.

 Aprovechamos una mañana lluviosa y de niebla para ver como las nubes iban atravesando el Valle de Ojén y sus montañas. Un fenómeno muy frecuente en días de otoño, invierno y primavera es la lluvia en horizontal, es decir, la humedad que se condensa en el aire va moviéndose a causa del viento por los bosques y hace que broten plantas y hongos.
Alcornoques, que algunos están siendo amenazados por una especie de insecto que afecta al tronco y a las hojas, haciendo que se seque y se caiga. Aunque al menos esto no se pierde, porque existe otro fenómeno natural llamado reciclaje natural: Hojas secas, restos de animales, ramas caídas o un árbol muerto caído se van al suelo en forma de nutrientes para incorporarse, quizás, a un joven alcornoque.
Los árboles retienen la humedad atmosférica.
En el alcornocal existen también especies vegetales como el helecho, el brezo o la jara.
El valle tambien puede servir como camino para las nubes.
Mirador del Pto. de Ojén
Lavandera boyera (Motacilla flava)

Ahora sí nos adentramos en el quejigal. Junto a gargantas y zonas umbrías, el roble andaluz o quejigo (Quercus canariensis) singular por su colorido otoñal previo a la caída de hojas. Esta formación en épocas pasadas fue intensamente carbonada, siendo muy frecuentes los ejemplares de quejigos desmochados.
Arroyo corriendo por suelo arenoso. Ha sido formado por las últimas lluvias del otoño.
Los epífitos vegetales son plantas que crecen sobre otras sin llegar a parasitarlas. Buscan la luz y los nutrientes que les proporcionan los árboles longevos de alcornoques y, sobre todo, quejigos, siendo indicadores de salud y madurez del bosque. Algunos ejemplos son helechos o ruscos.
Por fín sale el sol entre las nubes.
Quejigo recubierto de musgo por una cara.
Alcornoques jóvenes creciendo en el interior de los restos de un morisco (choza típica de la zona)
Pequeño claro.


Arroyo.

Cama de algún animal, probablemente de un ciervo o un corzo.
 Árbol raspado por la cornamenta de un ciervo.

Un gran alcornoque, quizás centenario.


Para rematar la aventura vimos en un claro a un ciervo joven sin apenas cornamenta. Es muy frecuente ver por esta zona especies cinegéticas como el ciervo, el corzo morisco o el jabalí.

Paisaje singular del Cortijo de la Carrahola.

Un día fuimos al campo con la intención de encontrar la cueva de la Carrahola / Majadillas, situada cerca de la Presa del Embalse de Charco Redondo, en Los Barrios. Exploramos un poco la zona, y decidimos ver aquellas piedras que hay detrás del cortijo de la Carrahola. Al final encontramos las cuevas con pinturas, pero decidimos no pasar por la ubicación de unas colmenas de abejas que nos impedía el paso. Pero al menos dimos un agradable paseo.
En el centro una gran roca con forma de gorila sacando el pulgar, y a los lados el Cortijo de la Carrahola
Águila que hechó a volar en cuanto nos vió
Una de las cuevas.
Rayas en rojo, es mas probable que sea betas de óxido de hierro mezclada con la arenisca.

Cueva del Moro

Dificultad: Media

La Cueva del Moro representa el Santuario Paleolítico más meridional del continente europeo. Las figuras mas antiguas tienen una edad de 20.000 años (incluso más antigua que la mundialmente famosa Cueva de Altamira, en Cantabria). Esta cueva fue descubierta en 1995 por el espeleólogo Lothar Bergmann, ya fallecido.
Ruta
La cueva se encuentra en una gran laja de piedra en la zona sur de la Sierra de la Plata. Es fácil de divisar desde playa de Bolonia. Una vez llegado al pueblo de Bolonia tenemos una bifurcación, hacia la izquierda nos conduce a la playa. Nosotros tenemos que seguir hacia delante. A poco de andar volvemos a encontrarnos con dos posibilidades, debemos tomar la de la izquierda. Pasamos el Mirador de Camarinal y seguimos ascendiendo, la carretera gira a la derecha y nos conduce a la Cueva del Moro.

La cueva desde Bolonia.

Cueva del Moro

La ruta consiste en escalar hasta la cueva. Es imprescindible el uso de cuerdas, cascos, arneses y todo el equipo de escalada. Es arriesgado porque hay mucha altura y tienes que ir buscando grietas por donde pasar.
En la laja amarillenta se puede observar un nido de buitres, por lo que llevarse unos prismáticos debería ser indudable.

Vista desde la cueva


 Esta cueva fue encerrada el 7 de junio de 1999.
Calcos de Lothar Bergmann

                        Yegua preñada y restos de pintura roja.
Cabeza de équido.
Grabado de un caballo.

 
Por desgracia esta cueva también ha sufrido daños. Parece ser que la gente se traía un bote de pintura blanca hasta ahí arriba para simplemente dejar su nombre o poniendo PATO.

En este abrigo las únicas pinturas rupestres que aparecen -ya que lo demás son grabados- representan puntos.

 

Pero donde más puntos hay es en la planta superior. Es algo resbaladizo por la cera que han puesto en el suelo. No se sabe lo que simbolizan esos puntos, quizás tenga algo que ver con las estrellas.







Nosotros nos dispusimos a realizar el descenso. Y al irnos nos quedamos con estas imágenes tan hermosas de la puesta de sol. Pero antes, un buitre nos vigilaba sin parar, quien sabe a lo mejor esperaba comer carroña de escalador...